No discuto que su uso obligatorio es fundamental para combatir la pandemia y por eso nunca cuestionaré el tener que llevarla. Sin embargo, no me acabo de acostumbrar a ella. Muchas personas dicen que ya no la notan, que la han adaptado perfectamente a su vida diaria, pero me temo que yo no me encuentro en ese grupo.
En el artículo de hoy hablaremos de por qué el uso continuo de las mascarillas sanitarias tiene efectos sobre nuestra piel y cómo cuidarla para minimizar sus efectos.
// Posibles consecuencias del uso de la mascarilla en la piel.
Si entras por la mañana en la habitación de alguien que ha estado durmiendo con las puertas y ventanas cerradas toda la noche, lo primero que notas es una condensación del aire y un olor casi mustio. Algo parecido pasa con la mascarilla a nivel mucho más reducido. El aire que expulsamos de los pulmones, va cargado de dióxido de carbono que se queda atrapado entre la mascarilla y nuestra piel. Por lo tanto, la piel no transpira de forma natural y no puede expulsar las microbacterias que expulsamos al exhalar y tampoco consigue regenerar el aire que queda atrapado en un espacio tan pequeño. Además, la parte inferior de nuestro rostro suda mucho más cuando llevamos puesta la mascarilla. Una vez más, las partículas de sudor quedan atrapadas en el espacio entre la mascarilla y la piel, lo que supone el perfecto caldo de cultivo para la aparición de granos y puntos negros. Por último, la ausencia de oxígeno también provoca una deshidratación de la zona, por lo que es muy común que la notemos mucho más reseca y enrojecida.
// Zonas de la piel más afectadas por el uso de la mascarilla.
Obviamente la parte inferior del rostro es la que se ve más afectada por el uso de la mascarilla, especialmente las aletas de la nariz, el mentón y toda la mandíbula hasta las orejas. Sin embargo, la zona de las mejillas donde se encuentra el borde de la mascarilla también puede verse afectada debido al continuo roce con la piel.
// Cuidar el maquillaje.
Conviene repensar también el tipo de maquillaje que utilizamos a diario y la forma en la que nos lo aplicamos con la mascarilla. Elige un maquillaje que actúe como una segunda piel y contenga ingredientes que la dejen transpirar, sin obstruir los poros como la Invisible Touch Foundation de Kjaer Weis. Igualmente, no te olvides de aplicarte una capa de polvos sueltos como el Un Powder de RMS Beauty para evitar que la zona comience a sudar antes de tiempo y transfiera la base de maquillaje a la mascarilla nada más ponértela. En cuanto a la forma de aplicarte el maquillaje, intenta subir el colorete y no te lo apliques en el centro de la mejilla sino directamente en los pómulos, extendiéndolo hasta la sien. Aunque seas de las que, como yo, nunca te has maquillado demasiado los ojos, piensa que ahora es el momento de jugar y experimentar con las sombras de ojos y así resaltar una de las pocas zonas del rostro todavía visibles. Y si todos tus intentos fallan o no tienes tiempo ni ganas de hacerte un smoky eye a diario, aplícate una o dos capas de la máscara de pestañas Obsidian de Manasi7 y lista!
// Limpiar la piel más de una vez al día.
La limpieza diaria sigue siendo, con diferencia, lo mejor que puedes hacer por tu piel para evitar la acumulación de toxinas y la formación de granos y puntos negros. Todos los días, tanto por la mañana como por la noche sin disculpa posible. Además, y aunque pueda resultar un poco tedioso, si tienes la piel propensa a la acumulación de sebo, conviene que la limpies más de una vez al día. Al igual que haces con las manos, acostúmbrate a lavar la cara cuando llegues de la calle y te puedas quitar la mascarilla, aunque sean las cinco de la tarde. Usa una limpiadora purificante como el Acne Deep Cleanse de la marca Verso Skincare, que contiene ácido acetilsalicílico en su composición para evitar la formación de impurezas. Y si necesitas un producto más práctico para usar durante el día, el agua micelar Micellar Water de la misma marca es la opción ideal para limpiar y purificar las zonas de la cara que han estado en contacto con la mascarilla durante cualquier momento del día.
// Hidratar la piel frecuentemente.
Tal y como comentamos al principio de este artículo, una piel que no transpira correctamente es una piel que se ahoga. Esto quiere decir que es muy probable que sintamos los efectos de la deshidratación por el uso de la mascarilla y por lo tanto, es imprescindible añadir a nuestra rutina productos que le aporten agua a la piel como el Vital Unifier de la marca Nuori. No es ningún secreto lo que me gusta a mí este producto, no sólo como tónico sino también para usar a lo largo del día como un chute instantáneo de hidratación para la piel del rostro. La Deep Hydration Mask de Verso Skincare, una mascarilla de hidrogel cargadita de ácido hialurónico, es otro de mis secretos para mantener la piel super hidratada y refrescada a pesar de la mascarilla.
Tanto si notas la piel un poco más descontrolada por el uso de la mascarilla como si eres de las que apenas nota sus efectos sobre la piel, me gustaría acabar este artículo poniendo las cosas en perspectiva. La mascarilla es absolutamente imprescindible para protegernos a nosotros mismos y proteger también al resto. Si por su uso continuado nos salen más granos o notamos la piel más deshidratada, creo que es un mínimo precio a pagar en tiempo de pandemia. Existen profesionales, tanto de la salud como de otros campos, a los que no le queda otra opción que tener la mascarilla puesta catorce horas al día para hacernos la vida más fácil y más segura al resto.
En cualquier caso, si notas la piel fuera de control y ya no sabes qué hacer para devolverle un poco de calma, te invito a que me escribas a :
hola@lamiuk.com ,
y te ayudo encantada a entender qué le pasa.
¡Cuídate mucho!
Y gracias por leerme.🙏
Un beso 😘
Mónica 💚

